[D&D-A] - Festivales en Lansdow, parte 1

Recapitulación de la sesión del 4/11/2012, que llevó a los personajes al poblado de Lansdow, a participar de los Festivales del Fin del Invierno y encontrarse con nuevos y viejos personajes.




La sesión comenzó con algunas consideraciones de meta-roleplaying que demandarán un "retcon" respecto a las medidas que se vienen manejando. Básicamente, tras tomar en consideración una serie de factores (tamaño deseado de Arcadia, proporción máxima para la Bahía Dentada dentro de dicho tamaño) noté que la escala que estabamos usando resulta demasiado grande para nuestros fines.
Considerando esto, hemos decidido tomar las siguientes medidas:


  • Cada hexagono del mapa de la bahía dentada pasa a medir 5 millas (en vez de 25)
  • Al momento de partir de Argos, el capitán Madwick zarparía de Porturiaria en 5 días (en vez de 10)

Solucionado eso (¡cosas que pasan!) la sesión comenzó con una pequeña tropilla de Argos (media docena de soldados, repartidos entre un par de jinetes de león y cuatro soldados de infantería manejando un carros-celda) llegando durante el amanecer al Eterno Vigilante para llevarse a los prisioneros.
Alexander se acerca  a Lida mientras esta es subida al carro y se disculpa por el fatal destino de su amigo el hobbit, diciéndole que él se hará cargo y que vivirá con el peso de la muerte de su compañero y pregunta su nombre. Al no haber respuesta, Alexander explica que él sabe que no está en posición de decirle nada pero que si hay algo que él aprendió durante todos estos años es que no se puede huir de lo que se nos opone, porque eventualmente esto termina alcanzándonos. Y eso, ni siquiera la muerte puede impedirlo ("haciendo una alusión a la relación de él con Ventisca, a quien mató pero nunca enfrento realmente") y que lo único que puede hacer por ella es decirle que cuando vuelva enfrente a su padre y quizá así se levanten sus cargos y mitiguen la pena que caerá sobre ellos. Sin embargo, reconoce que, al igual que él, ella también deberá cargar con el hombre que mató por consecuencia de sus actos. Pero Lida naturalmente se enoja, reprochoandole que se inmiscuye en su vida sinconocer la relación de ella tiene con su padre. Alexander reconoce esto, pero explicando que él y Valyghar fueron hasta ahí por pedido de su padre quien no estaba desesperado por los bienes que le habían robado sino que lo único que quería recuperar era a su hija. Lida, sin embargo, no acepta las palabras del guerrero y lo exhorta a "abrir más los ojos y cerrar más la boca". Como ella lo entiende, ni Alexander ni Valygar están dándose cuenta de la parcialidad legal que impera en Arcadia, y no hacen más que despilfarrar discursos moralistas mientras actúan de un modo similar al que condenan. Alexander pretende arremeter con una respuesta...pero los guardias del carro interrumpen la conversación para volver prontamente al camino. Antes de que partan, Alexander vuelve a preguntar el nombre del hobbit que ha asesinado. Lida le responde con sepultural silencio, pero Marcus Shezzar (su amante) responde amablemente con el nombre: Berrin. Retirándose  Alexander le pide a Lida  que piense en lo que le dijo y que enfrente a su padre, si no por ella aunque sea para salvar a sus compañeros que la siguieron hasta ahí. Lida mantiene su silencio, y es una vez más Marcus quien le responde a Alenxader, asegurandole que ella seguramente pensará en lo que le ha dicho... peor que él también debería pensar en lo que ella le ha respondido.
Con los prisioneros caminos a Argos (y al Juez Montag), el resto del amanecer se tramita en dubitativo silencio.

El grupo conitnua con su camino, bordeando el río que conecta a Argos con Portuaria y, tras cinco horas de viaje, llegan a su próximo destino: Lansdow. El pueblo, de tamaño considerable sin llegar a ser exuberante, está compuesto por varias decenas de casas de una o dos plantas. Tejados de arcilla ocres, anarajados o rojizos, corran estructuras simples pero resistentes, hechas principalmente a base de madera. En el centro, una gran puerta planar, completamente inactiva, corona la ciudad a modo de plaza central.
Sin embargo, algo quebraba instantáneamente el tranquilo ambiente que, habitualmente, brindaría este lugar. Emblemas, cintas y carpas rodean por completo el pueblo, hundiéndolo en un clima de gran festividad. Un gran carnaval parece estarse organizando, y la cálida recepción de los pueblerinos (que saludan vivamente a Valyghar, "el León de Argos", cada vez que lo reconocen) les permite a los aventureros enterarse instantáneamente de que se trata de la famosa "Fiesta del Fin del Invierno", la cual convoca a gente de toda la Bahía para realizar todo tipo de competencias recreativas. 

Pero no todos están tan alegres y tranquilos. En cuanto los caballos de los dos aventureros alcanzan la plaza central, una gran avalancha de admiradores y fanáticos se abalanza sobre Valyghar... haciéndole notar a Alexander lo profundamente expuestos que tanto reconocimiento los está dejando. Valyghar sin embargo, no podría sentirse más halagado, y, entre las ininterrumpidas peticiones de que se quede y participe de las festividades, hace todo lo posible por desanimar las sospechas de su amigo tildándolas de mera paranoía. Valyghar (quien, oficialmente, está en un simple "viaje de vacaciones") insta a Alexander a relajarse y disfrutar un poco del buen momento, y le propone reanudar el viaje una vez terminadas las festividades. Valyghar, ciertamente, tiene algunos puntos fuertes para apoyar su idea: más allá del evidente hecho de satisfacer a los pueblerinos y mantener su reputación, también el cansancio y el agotamiento se hacen sentir en los espíritus de los aventureros. Con dos noches de escaso sueño, tensión y viaje a la intemperie, quedarse por la noche resulta mandatorio. Y esto sin contar el hecho de que Portuaria está a menos de una día de viaje. 

Entonces, un hombre petiso y morocho de barriga abundante y cara agravada interrumpe con estruendorosa voz la euforia de los admiradores (y el dialogo de nuestros aventureros), al tiempo que se interpone entre el pueblerio y los héroes. Su nombre era Davron, y exclamó a viva voz que los viajeros están profundamente cansados y que han venido a quedarse en la Posada de la Bota Roja, dónde se los podrá encontrar tomando unos refrigerios (entrecortándose, a cada instante, con miradas cómplices a Valyghar y promesas de "futuros arreglos").
Los aventureros efectivamente se transportaron a dicha posada, no sin una desagradable sorpresa en el camino: entre el mundo de gente que parecía superar de sobremanera las capacidades del pueblo, varios soldados del Magisterio patrullaban por las calles. 

Posada de la Bota Roja
Pero eso, si bien captó la atención de los aventureros, no les permitió ignorar el buen rato que estaban pasando y, así, el barullo de que había tomado la plaza central se movilizó hacia la Posada de la Bota Roja. 
El lugar constaba de dos pisos únicamente  el superior poseyendo media docena de habitaciones y el inferior sirviendo a la vez de bar, almacén y comedor. La gente se apiño sobre la mesa que Alexander y Valyghar escogieron y comenzaron a arremeter a Valyghar con todo tipo de (bizarras) preguntas: ¿Era cierto que había matado al Juez por si solo? ¿Era cierto que Ventisca había invocado gigantescos monstruos de hielo para asistirlo? ¿Qué podía congelar con la mirada? ¿Qué su sangre era de un color pálido y brillante? ¿Qué había destruido ejércitos enteros con solo un par de palabras?... entre otras considerablemente más absurdas. Valyghar encontró diversión en la mayoría de las preguntas, y no se contuvo en exagerar o inventar hechos para mejor entretener a su audiencia (... y para seguir manteniendo el clandestinamente mágico golpe de gracia de su compañero en el anonimato). Pero Alexander no estaba para nada tan festivo, y no escatimaba la ocasión para hacer cortantes comentarios que interrumpían el cálido clima con un frío silencio general. "Ventisca solamente fue lo que le permitimos que sea". (Silencio que, rápidamente, era interrumpido por la traducciones, cargadas con el sentido diametralmente opuesto al pretendido por Alexander, que Valyghar le daba a las sorprendidas miradas de los pueblerinos).

Cuando algo de tiempo, comida y bebida hubo pasado, Dabron volvió a la mesa e invito a los aventureros a pasar a sus habitaciones; consolando el descontento general con la promesa de que Valyghar competería en el torneo de esgrima y que lo haría en representación de la Posada de la Bota 
Sindel
Roja (para lo cual, una vez más, "arreglarían luego"). Pero, mientras los aventureros iban camino a sus aposentos, un llamado desde una mesa cercana a las escaleras cautivó instantáneamente su atención.
Se trataba de una joven de largos cabellos negros y escultural rostro, a medio camino entre delicado y desafiante. Sus cautivadores ojos (de un negro azulado) emitían una mirada penetrante, que competía con el modo en que sus ajustadas vestimentas lucían su agraciada figura. Su femenina voz resultaba atrapantemente seductora...muy a pesar del irónico tono con el que invitaba al "León de Argos" a compartir su mesa, poblada ya de varias botellas vacías.
Como se enteraría Alexander en breves, tras apartarse de la mesa y preguntarle a Davron, la mujer en cuestión se hacía llamar Sindel y era una cliente regular del lugar. Esgrimista y mercenaria, definía su profesión como "hacer un poco de todo" y cambiaba rápidamente de tópico para hacerle puntillosas preguntas a Valyghar. ¿Cuando llegaron? ¿Cuando se irían? ¿A dónde iban? ¿Qué los traía por acá?. Se mostraba un tanto escéptica ante las falsas respuestas casuales que el aventurero le daba, pero sabía entremezclar sus propias respuestas sarcásticas y desafiantes con halagos y comentarios sugestivos que mantuvieron a Valyghar más interesado que irritado. Pero Sindel no permitió que el juego supere una mera tensión agradable, y se excusó en el momento que Valyghar le propuso continuar la conversación en sus aposentos. Alexander (con su característico desinterés absoluto por las cuestiones carnales) no miraba a la mujer con los mismos ojos que Valyghar, y le preocupaba el modo en que Dabron había dicho que no quería "meterse en sus asuntos". Pero esta expresa desparovación tenía a Sindel sin ningún cuidado (como, aparentemente, el resto de las cosas) y simplemente se limito a reírse de que el León de Argos tuviese una "niñera" tan joven.

Finalmente, los dos viajeros pudieron subir a sus aposentos, situados en la planta alta, donde encontraron la última sorpresa del día. Cambiados y listos para irse a dormir temprano, ambos tomaron rápidamente sus armas cuando escucharon un sonido viniendo de la única ventana y, en cuanto un joven encapuchado asomó su cabeza por la ventana, no tardaron en tomarlo y someterlo en el suelo.
Pero la tensión se desvaneció rápidamente en cuanto Alexander notó que se trataba de Gunther, un mercenario con el que había compartido algunas aventuras en campañas pasadas.

Gunther, delgado joven de gran estatura y cara serena, es el tranquilo explorador de la banda de mercenarios y saqueadores de puertas planares líderada por Landern, un veterano guerrero al que sus pares denominan "capitán", de afectivas maneras y desarreglada estética. Completa el grupo Keyra, una muchacha con manifiestos síntomas de autismo, a quien Landern a tomado como protegida, y que posee habilidades únicamente explicables mediante el uso de un don perene: magia.
Alexander había conocido este grupo hacía más de dos años, en la ahora distante ciudad de Aldaron. Ellos lo había acompañado a explorar las cercanas ruinas elficas donde, tiempo más tarde, habría de caer muerto Ventisca. Asimiso, fue en su compañia como Alexander abordó una nave voladora que lo llevaría desde aquel sitio a la ciudad de Teknoran, donde se re-encontraría con Valyghar y, juntos, obtendrían la misión de llevar el "Reporte de Ramgast" hasta la ciudad central de Antioch.

Gunther, Landern y Keyra
Como Gunther explicó, con sus entrecortadas y nerviosas formas, la totalidad del grupo había venido a Lansdow para participar de las competencias y se estaban hospedando en esta posada. Pero entonces, soldados del Magisterio parecieron crecer del mismo suelo y ahora estaban intentando ser cautos, por lo cual querían evitar la entrada principal de la posada. Una sencilla confusión había llevado a Gunther a escalar por esta ventana en vez de la contigua, que lo habría llevado a su correspondiente habitación. Aclarados los malentendidos, Gunther procedió a dirigirse a sus aposentos, no sin antes invitar a Alexander a confrontarlo en la competencia de arqueria que se celebraría al otro día. 

Sin mayores interrupciones, nuestros aventureros finalmente pudieron dormir durante la noche. El gran cansancio que los agobiaba les hizo perderse el alba, y no fue hasta que se cumplió el mediodía de su tercer día desde que partieron de Argos que despertaron, gracias a los insistentes llamamientos de Davron. Con un generoso desayuno en mano, Davron ingresó en la habitación y les explicó a los viajeros que las inscripciones a las competencias ya casi habían concluido. Efectivamente, aquel era el día principal de todo el festival y consistía en una serie de competencias en toda disciplina imaginable y mas. Davron deseaba que Valyghar  utilizase una sobrevesta con la insignia de la bota roja al momento de competir en esgrima... pero Valyghar supo desentenderse de tan ridícula petición prometiendo que su compañero, Alexander, ganaría el tornero de arquería con tal sobrevesta. Alexander, quien nunca tuvo mucho pudor que se dijese, terminó aceptando sin interés alguno ante las insistencias de su compañero y del posadero. 

Así, el grupo salió finalmente de la taverna y un haz de luz fue suficiente para activar las habilidades de reconocimiento que Valyghar había desarrollado durante su tiempo como guardia civil. El pueblo estaba, efectivamente, atestado de gente... y de soldados. Tropas del Magisterio estaban dispuestas en puntos demasiados estrategicos para ser casuales, en grupos de dos o tres soldados, suficientes para no  llamar demasiado la atención, pero como para intervenir de ser necesario. Y no solo eso. Valyghar también pudo divisar, escondida pero vigilandolos, a Nemfre y, por un momento, a la figura de gorro puntiagudo y poncho, con la que habían luchado futilmente sobre los techos de Argos.
El tiempo que le tomó a Valyghar explicarle la situación a Alexander fue suficiente para que Nemfre, sabiendose detectada, saliera de su escondite y fuese a hablar con los aventureros. Si bien no había olvidado los compromisos que Valyghar había dejado pendientes en Argos (respecto a una entrevista para narrar en mayor detalle la batalla contra Ventisca), Nemfre se encontraba aquí por otros motivos. El monje del Fenix Negro había sido seguido hasta aquí, pero conseguía eludir al Magisterio cada vez que estaban por atraparlo. Nemfre exhortó a Valyghar a que tuviese cuidado y a que no hiciese el rídiculo: era muy probable que estuviese aquí para terminar lo que había comenzado en Argos, pero también era importante que Valyghar mantuviese su compostura y modales en tanto figura pública. 

Finalmente, Nemfre se retiró y llegó el momento de anotarse en las competencias, de las cuales había una lista increíblemente extensa. Desde las más tradicionales disciplinas marciales hasta cosas como resistencia al alcohol, carreras, poesía y baile. Alexander se inscribió en la anticipada competencia de arquería, mientras que Valyghar decidió por anotarse en esgrima y baile, disciplina que había aprendido a disfrutar de la mano de su éxito publico. 

La competencia de arquería comenzó inmediatamente y se desarrolló en los bordes del pueblo, encarando al río. Constaba de una serie de dianas fijas a las que había que impactar durante cinco rondas de disparos. Cada ronda constaba de un disparo y alejaba las dianas, dificultando la tarea. Un sencillo sistema de puntuación beneficiaba a los competidores mientras más cerca del centro acertasen. 
Una extensa hilera de participantes se alzaban frente a unas gradas improvisadas, plagadas de gente. Un excéntrico presentador, de pantalones imposiblemente largos (utilizaba sancos), alta galera y alegres colores presentó uno por uno a los participantes. Las gradas estallaron en carcajadas cuando el presentador llegó a Alexander y todos vieron la simpática sobrevesta de la Bota Roja, la cual Davron había intentando (infructuosamente) hacer aparecer durante muchos años. 

Las flechas cortaron el aire con un agudo silbido. Las gradas estallaban en aplausos con cada nueva proeza que los arqueros hacían y estos se animaban o desanimaban notoriamente en virtud de sus resultados. Ronda a ronda, más participantes iban reduciendo sus chances reales de ganar la competencia. Pero dos participantes, Gunther y Alexander, asestaban el centro de la diana con perfecta precisión. Así llegaron a la cuarta, anteúltima ronda, acompañados por apenas un par de otros competidores. Tan preciso y fuerte fue el disparo de Alexander que incluso atravesó el blanco, para perderse en la arboleda de las lejanías  Gunther, sin ser tan ostentoso, consiguió por cuarta vez el máximo puntaje, lo que lo dejó como el único contricante de Alexander en el tiro final. 
Un pesado silencio cayó sobre el campo de arquería y los dos arqueros tensaron sus arqueros para su último disparo. ¿Una distracción? ¿Un desliz de la cuerda bajo el dedo? Un pequeño descuido insignificante y la flecha de Alexander salió disparada sin control alguno, perforando por el centro la galera del presentador. Las risotadas del público, aumentadas por la cara de terror del presentador y por la rídicula sobrevesta del casi-accidental-homicida podían escucharse desde la plaza central del pueblo. Davron, en cierto sentido, había conseguido que su sobrevesta llame la atención...aunque ciertamente no en el modo que hubiese deseado. 

Así, Gunther obtuvo la victoria de la competencia (y la "Bag of Holding" que un mercader había ofrecido como premio) pero eso no impidió que Alexander, Valyghar, Gunther, Keyra y Landern se juntasen tras la competencia para disfrutar unas bebidas, intercambiar saludos, ponerse al día y, en el caso de Valyghar, simplemente presentarse. El grupo de mercenarios había estado viajando, como le era regular por todo Arcadia y ahora estaban pasando una temporada explorando la Bahía Dentada. Supieron pasar información que Alexander entendiense, pero también cambiar de tema cuando Valyghar preguntó por qué motivo se escondian del Magisterio. Ninguna de las dos partes quería problemas aquel día, así que las indagaciones se quedaron en el tintero. 
No fue hasta que estaba entrada la tarde, cuando un organizador le avisó a Valyghar que el torneo de esgrima estaba pronto a comenzar y le pidió si podía acompañarlo para irse preparando. Alexander, que se retrasó un poco para saludar adecuadamente, se propuso a seguir a su amigo cuando una delgada mano lo agarró fuerte del brazo. Rompiendo su habitual mirada perdida en ninguna parte, Keyra habló por primera vez en la velada y clavandole los ojos le dijo terminantemente: "¡Fuego! ¡Alas de fuego! ¡Y la muerte de tu amigo!"
- "¡Pero no sé que hacer!" dijo Alexander, que era consciente de que Keyra compartía su don por la clarividencia. 
- "Dibujos. Dibujos en la Torre Blanca" se limitó a responder la muchacha, y su mirada volvió a perderse en ninguna parte.

Notas para recordar:

  • RETCON: Los hexagonos de nuestro mapa pasan a representar 5 millas, en vez de 25.
  • RETCON: Al momento de salir los personajes de Argos, Madwick zarpará de Portuaria en 5 días.
  • Aparición de un nuevo personaje, la exquisita mercenaria Sindal.
  • Reunión de personajes: Nemfre, el monje del Fenix Negro y la banda de saqueadores de calabozos planares (Gunther, Keyra y Landern) se encuentran en Lansdow.
  • La sesión finaliza durante la tarde del 3 día de viaje. 
Actualización del 15/12/2012 - El primer párrafo se modificó para acomodarse a lo detalladamente recordado por el jugador de Alexander.