[D&D-A] - Guerra de Jaurias

En esta entrada se recapitulan brevemente los eventos de nuestra primera sesión en nuestra nueva campaña de D&D situada en el setting de Arcadia. Dicha sesión ocurrió el 17/1/2012 y, de la mano de Valygar, comenzó a mostrar el nuevo territorio que se exploraría en la campaña: La Bahía Dentada.



Nuestra sesión comenzó con un rápido recuento de las  acciones finales de la campaña anterior: como, tras entregar el libro-mágico del Juez Tom Ramgast al Consejo Arcano en Central, Valygar, Alexander y todo un ejercito, comandado por el General Dubrik (padre de Valygar) y acompañado por un Juez y tres miembros de la Cruzada Dragón, habían retornado a las Ruinas Élficas en las cercanías de Aldaron (la ciudadela del Juez Ramgast) y como, tras matar al ex-Juez Ventisca, habían desbaratado el plan de "La Bruja" (Selenia Lambard, quien resultaría ser una conocida de Ramgast) para invocar un super-demonio en Arcadia.
Tras una breve celebración de victoria, los personajes dividieron sus caminos: Alexander, por consejo y recomendación de Ramgast, viajaría hacia un profundo bosque en la zona oeste de Arcadia, para desarrollar, bajo el tutelaje de una tal Rhadika, ciertas "habilidades  especiales" que recientemente se le habían manifestado y que le habían permitido darle el golpe de gracia final a Ventisca. Rhadika parecía ser otra antigua conocida de Ramgast, de los tiempos del anómicus, y alguien expresamente buscada por el Magisterio por su conocimiento y maestría en cuestiones "esotéricas".
Valygar recibió, por todos sus servicios en la campaña anterior y por haber protegido y dirigido adecuadamente al pequeño grupo de hombres que se le asignaron, un importante ascenso desde el rango de cabo al de capitán; y se le ofreció servir bajo el comando de su padre o hacer su propia carrera militar en la ciudadela de Argos, en la Bahía Dentada (ligeramente al norte de Central y apoyada sobre la costa del Mar de las Escamas, al Este), escogiendo Valygar esta segunda opción.

Luego nos adentramos en la sesión propiamente dicha. Dos años habían trascurrido desde la batalla de las Ruinas Élficas. Nos encontramos ahora en el año 493 desde Las Guerras del Orden. Alexander había desaparecido sin dejar rastro y Valygar (quien, para proteger a su amigo, hizo silencio sobre su existencia) había sido reconocido por un héroe a lo largo y ancho de la Bahía Dentada como el responsable por la muerte del traidor de Ventisca. Incluso el Juez Montag (conocido por su seriedad y general falta de cortesía) de Argos, había entregado una espada mágica al recientemente ascendido Capitán a modo de agradecimiento por sus servicios. Durante esos dos años, Valygar había servido sus tareas militares en forma regular e incluso, tal vez, un poco más que ello, rehusandose a tomar sus correspondientes descansos. Había librado, junto a su división (la cual se contaba en un poco más de quinientos hombres), varias escaramuzas contra diferentes tribus gnolls, asistido a los habitantes de Rhendial en su interminable lucha contra los hombres lagarto, escoltado caravanas y hecho varias temporadas como vigía del Baluarte Martillo.

La sesión comenzó, precisamente, con Valygar realizando una de sus habituales tareas militares: despertando, un poco antes del alba (cuando las dos lunas aún brillan en el cielo), en un frío día hacia el final del invierno, en un campamento militar recientemente dispuesto en las afueras de una de las arboledas cercanas a Morwold, al pie de las Cordilleras Solemnes. Valygar y su división habían sido movilizado allí para responder a los recientes saqueos, altamente organizados y caracterizados por la toma de prisioneros, que el pueblo de Morwold había estado sufriendo por parte de alguna tribu gnoll cercana.
Utilizando nuestras experimentales reglas caseras para dar ordenes militares, Valygar asigno diferentes tareas (exploración, defensa y logística) a diferentes oficiales para que las hubieran realizado durante la noche anterior, y caminó entre el nevada matutina para recoger los reportes de sus tropas. Las elecciones fueron correctas y las tiradas acordes, por lo que no hubo ningún problema con los suministros para la inminente batalla, los asaltantes nocturnos fueron capturados antes de hacer daños y los exploradores trajeron información vital sobre el enemigo: su disposición en las arboledas cercanas y la posible ubicación de su guarida. Una vez resuelto ello y tenido un par de diálogos casuales con sus oficiales, se procedió al concilio de guerra donde se puso en común toda la información disponible, se estudió el terreno (una pequeña planicie, con ligeros altibajos, separaba al campamento de una arboleda al pie de la cordillera, donde se encontraban las tropas enemigas) y se procedió a diseñar la estrategia.
Retratos de los oficiales bajo el mando de Valygar Dubrik
Valygar optó por un táctica de pinza a la cual llamó "ataque cangrejo". Simplemente dividió sus tropas en tres frentes iguales, designando dos escuadrones de infantería como carnada por el frente y dos escuadrones, uno de caballería león y otro de infantería, a cada uno de los flancos, para que flanqueen y caigan sobre el enemigo. La batalla se desarrolló con variables complicaciones. Los escuadrones frontales (liderados por Valygar mismo) no obtuvieron buenas tiradas y comenzaron perdiendo la batalla (muy a pesar del impresionante daño que Valygar infligía en las tropas enemigas con su gran hendedura), los del flanco izquierdo se demoraron en una pequeña arboleda al ser emboscados por caballería gnoll en hienas monstruosas. Pero, una vez las tropas del flanco derecho comenzaran a desestabilizar la batalla en favor de las tropas de Arcadia, solo hizo falta que Valygar encontrase en el campo de batalla a los Ogros que lideraban las unidades enemigas y los matase para romper la cadena de mando y obtener la mitad de la victoria.

Una vez los escuadrones del flanco izquierdo acabaron con las tropas que los habían emboscado, todo la división se reunió en la planicie y avanzó hacia la arboleda para recibir la segunda ola enemiga: dos unidades de caballería-hiena y un arma secreta de desconocido origen, un grey render encadenado. Valygar dividió sus tropas en dos grandes grupos para que se encargaran sin problemas de las unidades de caballería enemiga y cargó solo contra la gigantesca bestia que ya era desencadenada por sus captores.
Una cruenta y frenética batalla dió lugar en aquel pequeño bosque, bajo el sol que se filtraba entre las copas de altos árboles y los copos de nieve que caían formando pequeños baches blancos en el suelo. Valygar danzó, con ambas espadas en mano, y combatió de manera formidable, trepando, atacando, esquivando y liberandose de los viciosos y peligrosos agarres de la enorme bestia. Cuando la batalla terminó, una gran mancha de negra sangre contrastaba con el fuerte verde del pasto y el blanco de los baches de nieve y varios árboles habían sido derribados por las feroces ataques del Grey Render, cuyo enorme cadáver yacía decapitado a los pies del sucio y herido Capitán.

Apenas hubo tiempo para que Valygar recuperase el aliento y tuviese la curiosa sensación de que había sido observado durante toda la batalla. Su breve escrutinio del bosque en búsqueda de una conocida y amiga presencia fue interrumpida cuando uno de sus oficiales se acercó para darle las noticias: el enemigo había sido vencido y su guarida, una caverna en la ladera de las montañas, encontrada. Pero la entrada era demasiado pequeña para toda la división: debería ser un grupo pequeño el que intentase penetrarla.